Ciudadela de amurallados confines
cierra tus puertas ante la amenaza.
Escucha la algarabía de gentes de guerra
que te asediarán mañana en el despuntar del alba.
Prepara entre tanto a tus gentes:
que hagan acopio de víveres,
que llenen los odres de agua,
que tengan a mano sus armas.
Que tus angostas callejuelas
se llenen de barricadas;
que en lo alto de tus casas
haya piedras en abundancia.
Extrema será la defensa
tomando por ejemplo
la espartana Termópilas
o la ibérica Numancia.
Es mi corazón la ciudadela,
y la terrible amenaza
es tu amor que sin alafia,
inmisericorde, lo asaetea.
Jose D.
23-III-06
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