De nuevo derrotado, vencido,
rendido a los pies de quien me ama
de aquella mujer que cuando gana,
no es capaz de imponer sus condiciones,
no sabe infligir humillaciones
sólo sabe entregarse en cuerpo y alma
y convierte su victoria en una ofrenda
que coloca ante mí con reverencia
y de esta forma me desarma,
de nuevo me derrota,
me vence,
y yo,
me rindo ante su aguda inteligencia.
Jose D.
26-II-05