Se me escapa la vida
por las heridas del alma.
Buscará, probablemente,
otro anfitrión con más ganas
de ofrecerle la hospitalidad que yo le niego,
y que sin duda merece,
otro que le dé mejor acogida.
Se me escapa,
sí,
la vida,
y yo la dejo marchar,
le abro puertas y ventanas
que no usa en su huida,
se escapa por las heridas,
sí,
por las heridas del alma.
Jose D.
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